miércoles, 21 de marzo de 2012

Hay un Nuevo Humano en la tecnosfera



La ciencia ficción dejó de ser ficción para ponerse al alcance de nuestras manos: los celulares dejaron de ser sólo teléfonos, las computadoras son más que una herramienta de trabajo y la realidad se “virtualiza” y se “aumenta” haciendo difusos los límites.

Aunque el individualismo impera, surgen formas de contrarrestarlo. El ser humano sigue siendo un ser social, por lo que tiene la eterna necesidad de generar nuevos espacios para las relaciones interpersonales y empresariales. Así, amigos que hace años que no se veían se encuentran en las redes sociales, los contactos profesionales se dinamizaron gracias a internet y las familias acortan las distancias por chat y videoconferencia, comunicándose más que cuando vivían cerca.

La tecnología acerca los puntos distantes y promete nuevas experiencias.


Nadie sale sin su smartphone, netbook o tablet y la primera pregunta que solemos hacer al llegar a un hotel de vacaciones es para saber si dispone de wifi. La tendencia a la conectividad es tan fuerte que, apenas se hizo notar dio lugar a una contratendencia: ya hay hoteles que ofrecen como servicio premium la “desconexión total”.

Los nuevos dispositivos tecnológicos se han transformado en una suerte de lámpara mágica. En un pequeño celular podemos encontrar desde la Biblia hasta una aplicación para repeler insectos. Un usuario puede tener en su aparato una serie de programas que le proveen soluciones informativas, de entretenimiento y culturales, antes impensadas.

No es un concepto nuevo que la tecnología modifica la realidad, pero hoy, la tecnosfera que nos envuelve va moldeando conductas y modificando hábitos, rápidamente. Con realidad aumentada podemos averiguar si un alimento es apto para celíacos o saber si a dos cuadras de donde estamos parados hay algún amigo. A diferencia de lo que pasaba hace unos años, ahora realmente podemos elegir lo que queremos ver, leer y consumir. Y también podemos opinar, rearmar y volver a compartir los contenidos que encontramos y reelaboramos. Ya no somos simples receptores o consumidores, somos prosumidores. Los museos de ciencias naturales agregan 3D a los huesos prehistóricos que exhiben, para que el visitante tenga una visión más completa y espectacular del último dinosaurio encontrado y el arte, por fin, puede reunir en una sola exposición todas las disciplinas.

Le agregamos un nuevo sentido a nuestro aparato perceptivo. El sexto sentido ya no es un concepto extrasensorial o intuitivo. La tecnología móvil nos abre un horizonte de constante interacción con el entorno, nos permite potenciar la visión que tenemos del mundo y nos ofrece la posibilidad de hacer más cómoda nuestra cotidianidad.

El mundo ha entrado en una nueva era histórica: el Tecnoceno. Y el ser humano está dando un nuevo salto evolutivo.
Se está convirtiendo en Nhuma.

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